“SÍNDROME DE LA CABAÑA”
Te invitamos a leer desde EPPyC un texto
sobre este síndrome, en este contexto de crisis. Te invitamos a reflexionar y a
comenzar a escuchar tu cuerpo…
Normalmente estamos acostumbrados a despertarnos
para ir a trabajar, desayunar como cada día y en ese momento de la mañana
existirían mil y un pensamientos relacionados con una vida ordinaria…después de
ese momento no sabías muy bien que te ofrecería el día…
Hoy, muchos tenemos restringido hasta un
abrazo. Los miedos y preocupaciones han cambiado de forma y de color, ha
cambiado el día a día, se ha ido la prisa y quizá hasta tus prioridades hayan
cambiado.
Era impensable que algo así pudiese pasar
en la realidad y aceptarlo no es ni será sencillo porque pasar de una vida de
lo más “normal” a una reclusión total, no es fácil. La situación por la que
estamos pasando, puede llevarnos a consecuencias psicológicas como la ansiedad,
el estrés postraumático, la depresión, adicciones o un síndrome conocido como “El
síndrome de la cabaña”.
Ahora bien, ¿Qué es el síndrome de la
cabaña?
Su nombre original es “cabin fever”, un
concepto que comenzó a utilizarse a principios del siglo XX para describir un
tipo de estado mental. Este síndrome no es un trastorno, en un conjunto de
síntomas que normalmente se relacionan con algún miedo.
En estos días de confinamiento hemos estado
expuestos a una sobre información, un cambio de rutina, un factor externo que
amenaza y aún muy desconocido, esto nos lleva a una falta de confianza a
nuestro ambiente, ya nada nos parece tan seguro, “¿será bueno salir?”, “¿es
mejor quedarme en casa?” si el aburrimiento, la frustración, la irritabilidad o
la impaciencia son parte de tus sentimientos cotidianos, probablemente estés
experimentando el síndrome de la cabaña.
Este síndrome hace referencia a una
inquietud que se experimenta cuando se está atrapado en un lugar durante un
período prolongado de tiempo, donde la desconfianza y la inseguridad se vuelven
protagonistas y donde salir a la calle o de nuestra zona de confort de estos
últimos meses nos provoca pánico.
El síndrome de la Cabaña está directamente
relacionado con una falta de seguridad, a su vez, esta, es una necesidad del
ser humano, siguiendo a Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, la
seguridad se coloca en el segundo escalón, una vez cumplidas las necesidades
básicas (comer, beber, dormir, etc), buscamos las de seguridad, la de tener
estabilidad, orden, protección y dependencia, el manejo de nuestra vida, cuando
no tenemos cubierta esta necesidad sufrimos el miedo al caos, a la ambigüedad y
a la confusión.
Este síndrome está muy relacionado con la
agorafobia, que es un trastorno caracterizado por el miedo a los lugares o las
situaciones que causan pánico llevan a la indefención, por lo que se acaba
evitando lugares y situaciones.
Cuales son los Síntomas:
- Tristeza o depresión.
- Dificultad para concentrarse.
- Falta de paciencia.
- Los antojos de alimentos.
- Disminución de la motivación.
- Dificultad para despertarse.
- Siestas frecuentes.
- Desesperación.
- Miedo a salir a la calle.
¿Que podemos hacer frente a estas
sensaciones?
El lugar donde has pasado el confinamiento
se ha vuelto tu zona segura por ello, es importante forzarte a salir e
interactuar directamente con la naturaleza, la investigación ha demostrado que
incluso las interacciones breves promueven un mejor funcionamiento cognitivo.
La exposición a la luz del día puede ayudar a regular los ciclos naturales del
cuerpo.
¿Qué hacer con los más pequeños? Una
solución para mostrarse menos vulnerable ante situaciones que generan
incertidumbre, es educar a los niños en los dilemas y en el “no saber”, en que
conozcan que existen causas externas ajenas a uno mismo y fuera de nuestro
control, ayudarles en la tolerancia a la frustración.
Acércate todo lo que puedas a tu vida de
antes: aprovecha para realizarte a través de hacer
tareas que puedan ayudarte a tu incorporación profesional una vez acabados los
días en casa y fija metas, establece objetivos diarios y semanales
Sigue patrones normales de alimentación:
comer bien aumenta nuestros niveles de energía y ya sabemos que ciertos
alimentos están directamente relacionados con nuestras emociones, limita
aquellos que tengan alto contenido en azúcar y grasas y bebe mucha agua.
Haz ejercicio: vivimos en una época en la que no hay excusa para poder hacer
ejercicio en casa, gracias a todo el material que podemos conseguir en
internet, sal cuando puedas a dar un paseo, a correr, haz yoga y/o ejercicios
de respiración, te ayudará a mantener niveles normales de ansiedad.
Autora: DAFNE CATALUÑA.
EPPyC EMERGENCIA PSICOSOCIAL: PREVENCIÓN Y
CONTENCIÓN.
Cátedra Psicología Social y comunitaria.
Universidad Católica de Cuyo
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